Cuando velamos a un familiar fallecido, el aspecto que conserva éste puede resultar determinante a la hora de afrontar los siguientes pasos del duelo. Un aspecto descuidado o una herida que dañe su aspecto notablemente pueden resultar traumáticos a la hora de acompañar a amigos y familiares en el último adiós. Por ello, desde Collyfer queremos hablarte sobre la tanatopraxia y la tanatoestética y en cómo influyen en el duelo.
Para empezar, es bueno detallar en qué consisten la tanatopraxia y la tanatoestética. En primer lugar, tanatopraxia viene de las palabras Tánatos y praxis, la primera hace referencia a la muerte y en la mitología griega se utilizaba para designar a la personificación de la muerte sin violencia. Mientras tanto, praxis hace referencia a práctica o acción en griego antiguo. De esta forma, designamos tanatopraxia al conjunto de técnicas para conservar el cuerpo del difunto, ya sea de higiene, conservación, restauración o cuidado estético.
Por otro lado, la tanatoestética hace referencia al conjunto de actividades que se practican sobre el cadáver para mejorar su aspecto, siendo una subactividad dentro de la tanatopraxia, centrada en el maquillaje y la peluquería.
Ambos procesos son de vital importancia para ofrecer a los allegados un aspecto cuidado, de cara a reducir el impacto psicológico que supone ver los efectos de la muerte en nuestro ser querido, tanto la rigidez como la palidez de la piel.