La incineración es una opción más barata que la inhumación o entierro y depende de la voluntad que tuviera el difunto o su familia. En los últimos años hemos podido comprobar el auge de las cremaciones, pues antes los entierros suponían el 70% de los ritos funerales totales y en las últimas décadas a descendido este número de forma considerable.
El primer motivo es un cambio de mentalidad respecto a los rituales funerarios tradicionales. Una gran parte de la sociedad ha cambiado de parecer y, hoy en día, prefiere la cremación al entierro. El otro motivo es el económico, pues el precio de la incineración dista mucho del precio de los entierros tradicionales.
La incineración resulta una opción más económica que la inhumación debido, en parte, a que no precisa de sepultura, de féretro, de nicho o panteón ni de tumba. Todo esto hace que los costes se disminuyan.
También se podrá elegir entre velar el cuerpo en un tanatorio o no y recoger sus cenizas. En este caso se correrá con los gastos, mínimos en comparación de un ataúd, de una urna o columbario. Las urnas están hechas de distintos materiales entre los que se puede elegir.
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