A lo largo de la historia de la literatura y/o de la poesía, se han narrado cientos de historias en las que alguno de los personajes sufría tal dolor tras la pérdida de un ser querido que llegaba incluso a morir de pena. ¿Puede suceder esto en la vida real? En Collyfer vamos a hablarte en el siguiente post sobre ello.
¿Morir a causa de la tristeza?
Uno de los estudios realizado por un grupo de investigadores noruegos establece una conexión directa entre el desequilibrio hormonal, generado por la depresión, y los diferentes efectos que este causa en el corazón.
Al mismo tiempo, otras investigaciones relacionan el duelo reciente con la muerte de la persona que lo experimenta. Según estos estudios tras el fallecimiento de la pareja la persona es mucho más susceptible de sufrir alguna afección cardíaca o un accidente cerebrovascular, llegando incluso a concretar que este riesgo es mucho mayor entre los 14 y 18 días tras la muerte del ser querido.
Los síntomas físicos asociados a este proceso de duelo abarcan desde latidos irregulares del corazón o pulso acelerado hasta fibrilación auricular. Estos síntomas favorecen la aparición de enfermedades o accidentes cardíacos, siendo las causas más comunes de estos fallecimientos “por pena” las siguientes los ataques cerebrovasculares y la demencia.
Síndrome de corazón roto
El síndrome del corazón roto también designado como miocardiopatía de Takotsubo o miocardiopatía inducida por estrés, en una afección muscular del corazón susceptible de aparecer tras una vivencia de estrés emocional muy intenso.
Aproximadamente un 90% de las personas afectadas por esta enfermedad son mujeres de edad avanzada, concretamente mujeres a partir de los 66 años de edad. Pero también puede darse en hombres o en personas más jóvenes que posean factores predisponentes a ella.