Pese a que el funerario siempre ha sido conocido como uno de los sectores más tradicionales que existen, en las últimas décadas las tradiciones y costumbres para velar y honrar a nuestros seres queridos han cambiado mucho. De esta forma, los entierros con ataúdes bajo tierra o en nichos han dado paso a funerales más discretos y menos multitudinarios en los que el fallecido es incinerado y depositado en una urna y su correspondiente columbario.
Del mismo modo, han cambiado las lápidas, que en los últimos años han empezado a introducir los códigos QR a modo de recordatorio y homenaje. El código QR es un código de barras bidimensional y cuadrado que permite almacenar datos codificados. Para descubrir su contenido debemos escanearlo mediante un teléfono móvil que nos dará acceso inmediato y directo.
Cada vez son más las familias que deciden honrar a su ser querido de esta forma tan poco convencional, pero lo cierto es que estos códigos nos permiten conocer en mayor profundidad a esa persona: su biografía, sus logros más personales, sus deseos e incluso algunas fotografías. Sirve para acercar y dar a conocer esta información a otros, un deseo que podía tener esa persona en vida o su familia para recordarlo.