El (pre)adolescente se encuentra en un proceso de búsqueda de independencia y autonomía, de modo que es normal que busque ser lo opuesto a sus padres y a los adultos que le rodean. Además es en este periodo donde sufren un montón de transformaciones. Si a esto le añadimos un duelo por alguien significativo, que era fuente de seguridad para él, es probable que el adolescente vea cómo su mundo en construcción se tambalea y su supuesta seguridad caerá unos peldaños, mientras intenta aparentar una falsa normalidad. ¿Quieres saber como actuar? En Collyfer te damos una cuantas claves.
Entre 10 y 13 años comienza la preadolescencia y es una época en la que entienden que la muerte es irreversible y nos afecta a todos nosotros.
En esta etapa ven la muerte como algo muy posible y tienden a bloquear sus emociones, por lo que es muy importante entenderlos, darles su espacio y mostrarles cómo nos sentimos nosotros para que puedan verlo.
Es normal que estén enfadados por la muerte del ser querido y lo paguen en el ámbito familiar, así que hay que ser tolerantes. Aunque intentan aparentar normalidad, aún son niños frágiles que luchan por hacerse un hueco en el mundo adulto y se protegen con actitudes que suelen desesperar a los mayores.
Es clave que puedan implicarse en la despedida del ser querido y suelen hacer preguntas que van asociadas a sus propios medios con respecto al fallecimiento.