La semana pasada iniciamos un paseo por la historia del surgimiento de los colgantes y relicarios. Hoy, en Collyfer, continuamos adentrándonos en sus orígenes; ¿qué época histórica nos ocupa?
Vamonos a Roma y Grecia. Para empezar, ya en la etimología de la palabra podemos ver que la palabra “relicarios“, proviene del latín reliquiae, la cual designa a aquellos elementos que se guardan, es decir, en la cultura católica, por ejemplo, hablaríamos de los restos de los santos que, después de su muerte, son recogidos y guardados con fiereza.
Aunque te parezca extraño, ya durante el siglo I y II d.C, la cremación era el ritual funerario más extendido en toda la cultura romana. ¿Y qué es lo que se hacia con las cenizas? Efectivamente, se guardaban en vasijas, las cuales, más adelante a estas urnas funerarias fueron sucediendolas pequeños sarcófagos a los que les acompañaban pequeños altares en memoria del difunto. Estos, se inspiraron a su vez en aquellos altares realizados para otorgar honores a los dioses.
¿Qué función es la que tenían dichos altares? Evidentemente, además de conmemorativos, en muchas ocasiones, servían de lugar para mostrar estas urnas o vasijas llegando incluso a realizar unas tapas para asegurarse que estaban cubiertas y cuidar dichos restos.