El término “A dos metros bajo tierra” se ha hecho muy popular por la conocida serie de televisión de principios del 2000. Sin embargo, esta distancia exacta, la de dos metros y bajo tierra, tiene un sentido que queremos explicaros en nuestro blog de esta semana.
Para entenderlo, hay que remontarse a mediados de 1800, durante la Gran Plaga de Londres. Esta última gran epidemia del Reino Unido afectó al 20% de su población que estaba atrapada por la peste bubónica.
Unas 8.000 personas morían por semana. A pesar de las suposiciones médicas de que esta plaga se debía a la suciedad, la miseria y la mala nutrición de los residentes pobres de Londres, el alcalde Sir John Lawrence temía que fueran los muertos enterrados dentro de las propiedades de las parroquias locales los responsables de propagar esta plaga.
Se trataba de tumbas que eran enterradas a escasa profundad del suelo, por lo que las posibilidades de expedir sustancias y tóxicos eran sumamente mayores. Ante esta emergencia sanitaria, el alcalde promulgó una serie de normas para limitar el brote de esta plaga que incluía una normativa para que todos los entierros fueran realizados, como mínimo, a dos metros de profundidad.
De ahí, lo de a dos metros bajo tierra, curioso ¿verdad?